"Tengo talento y estoy buena" Mientras espera el estreno de su próxima película, hace una pausa y reflexiona sobre vida, obra y aprendizaje. Además,

"Tengo talento y estoy buena"
Mientras espera el estreno de su próxima película, hace una pausa y reflexiona sobre vida, obra y aprendizaje. Además, dice: “Para algunos soy una actriz de culto”.

06.03.2012 | Por Hernán Firpo hfirpo@clarin.com
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Mimí Ardú
Nunca tuve la crisis de los 30 ni de los 40 porque vivo en crisis desde que me levanto.

Mi gran maestro fue Carlos Gandolfo . El decía que siempre teníamos que trabajar. “No importa qué van a hacer, sino cómo”.

Nada me causa más placer que hacer muchos personajes con diferencias abismales entre ellos. Me encantan las caracterizaciones. Cuanto más alejadas estén de lo que soy, mejor.

En los manicomios hay internos que se creen Napoleón . ¿Los actores estaremos llenando la solicitud de ingreso? Para hacer este trabajo, ser quienes no somos, prestar cuerpo y alma, hay que estar un poquito desquiciado.

Muchos actores somos grandes tímidos . Es más fácil escondernos detrás de muchas máscaras y caparazones, que exponer nuestras almas sensibles y vulnerables.

Me pregunto por qué tengo la necesidad de actuar ; si me causa un pánico atroz que trato de disimular constantemente. El día que mis respuestas sean coherentes habré perdido la magia. Lo mejor de este mundo incompresible es no tener ninguna certeza.

Como me dijo un gran maestro , cada hombre es una clase especial de artista.

Me propusieron ganar mucha plata por terminar una escena en tanga y corpiño. Además de tener talento, se puede estar buena a los 56 años.

Trabajo mucho para operaprimistas y alumnos de cine . Para algunos directores, sobre todo para los jóvenes, soy una suerte de actriz de culto. Tengo tal cantidad de trabajos y personajes exclusivamente destinados a pilotos de televisión, que no podría contarlos.

Los seres humanos no hacen lo que quieren . Si alguien eligió una vocación, hay que apoyarla. Los jóvenes realizadores se hacen dirigiendo; los buenos guionistas, escribiendo. ¿Qué pretendemos? ¿Un Spielberg por generación espontánea? En charlas que doy le digo a los alumnos que el actor debe ser respetado. Nosotros necesitamos cuidados y que el entorno no nos desgaste. Este es un trabajo perverso: de pronto estás muy bien en tu vida, muy feliz y contenta, y de golpe tenés que llorar, sufrir y entregar un alma diferente para prestigiar lo que pide el texto. Ojo, hablo de una frescura que no sólo se obtiene estudiando.

Hice mucho teatro. Y hago . El reto desde que empecé en esto, hace 35 años, consiste en transitar diferentes géneros y tener la habilidad de entenderlos y profundizarlos. Los actores que dicen “yo sólo hago teatro” son los que nunca pueden bajar el tono de voz y están repletos de ademanes grandilocuentes.

No hay que limitarse porque la actuación puede volverse muy aburrida. Saber que uno puede repetir siempre el mismo rol y no proponerse riesgos es como no actuar. Actuar es una cornisa.

Hay un momento en que la mirada del otro ya no te importa . Eso lo aprendí cansándome, fundamentalmente, de ver a colegas que actúan más en las entrevistas que en los escenarios.

Siempre quiero lo que no tengo . Es un defecto. En estos momentos me vendría bien un poco de prime-time , una película en el exterior y otro protagónico en cine.

Estoy transitando un camino de romance conmigo misma . Con mi edad, mi cuerpo, mi capacidad de trabajo y mi sensualidad. Por suerte nadie me ha pedido que engordara quince kilos para hacer un papel dramático. Me creen así como soy.

Gracias Pablo Trapero . Con él, en la película El Bonaerense , pude mostrarme como una mujer sensual, sin estar producida y haciendo un personaje que fue lo mejor de mi carrera: una imagen femenina y honesta dentro de una institución. Yo.

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